miércoles, 25 de mayo de 2011

El punto de vista crítico de Daisy Alcalde


¿Y yo? ¿A mí quién me protege?
Se vuelve a reabrir el debate sobre la muerte sin dolor puesto que el gobierno ha autorizado la regulación de esta ley. La principal detractora de esta reforma tanto como del derecho a la muerte sin dolor y a la eutanasia es sin duda la Iglesia.

Reflexionando sobre la posición ante esta cuestión de la jerarquía eclesiástica, recordé una campaña que había lanzado la Conferencia Episcopal Española hace un par de años en contra del aborto en la cual aparecía un bebé y un lince, este último con un sello de protegido y bajo el lema "¿Y yo? Protege mi vida" ,dando a entender que tenían mas derechos y protección un animal que una persona.


Llevando esta idea al tema de la eutanasia y de la muerte sin dolor me pregunto ¿Por qué tienen más derechos los animales a morir dignamente y sin dolor que las personas?

Cuando un animal se encuentra ante graves dolores y en fase terminal existe la opción de sacrificarlo sin dolor, contando con la intervención de los profesionales veterinarios. Esta inyección letal se la aplican porque los dueños sienten compasión por el animal y al ver el sufrimiento que este padece, deciden terminar con su dolor.

Sin embargo las personas no podemos ni decidir si queremos dejar de sufrir en estos momentos tan extremos. Lo único que se hace en estos casos es dilatar la agonía y el sufrimiento, algo sin duda innecesario.

Con la nueva legislación lo que se pretende es que cada individuo tenga el derecho y la libertad de decisión sobre cuánto quiere alargar su sufrimiento o, en su defecto, cuándo desea morir. Y para defender esta libertad me acojo a la frase pronunciada por el filosofo y santo de la propia Iglesia católica, Santo Tomás, que decía "Mi libertad termina donde empieza la de los demás", puesto que en este caso, la decisión solo afecta a la persona que así lo desee.





Mi reflexión sobre las elecciones municipales

¿Es esta la solución?


El Partido Popular ha ganado por mayoría en las elecciones municipales y es más que evidente su próximo triunfo en las nacionales.

La sociedad española descontenta con la crisis, propia de la economía capitalista global, decide votar a la derecha, la cual apoya por completo este sistema.

El problema real nace en la conciencia de cada uno, es mucho más fácil echarle la culpa a una persona, en este caso Zapatero, o a un partido político como el PSOE. Nadie se quiere parar a pensar en el origen del problema actual porque seguramente nos encontraríamos con el verdadero culpable y nos asustaría entender que somos cada uno de nosotros mismos.


No hay comentarios: