domingo, 15 de diciembre de 2019

"Valle-Inclán y la marihuana", por Manuel Rivas

En el siguiente enlace podréis leer este artículo de Manuel Rivas publicado en EL PAÍS el 12 de mayo de 2019. Tras su lectura atenta, se os propone redactar un comentario crítico centrado en el texto anterior manifestando tu acuerdo o desacuerdo con las ideas contenidas en él. Ten en cuenta que debes elaborar un texto propio, argumentativo, bien organizado, redactado con corrección y adecuación. 




Valle-Inclán y la marihuana

Fernanda de la Figuera, de 76 años, está a un paso de la prisión por cultivar cannabis para uso terapéutico. Que se pare el martillo de brujas

RAMÓN MARÍA del Valle-Inclán podría haber dicho, con toda justicia, aquella ironía de Mark Twain: “Me molestan los elogios porque siempre se quedan cortos”. En su madurez, en vida, lo trataban de “inmortal”. Pero cuando le cerraron el paso a la Real Academia Española, él bromeaba a cuenta de semejante retórica. Poca cosa vale mi “inmortalidad”, venía a decir, ante la “perpetuidad” del señor Cotarelo, secretario de la Academia. El secretario había afirmado en público que el autor de Luces de bohemia nunca jamás sería académico. ¿Y qué podía hacer el simplemente inmortal Valle-Inclán ante el perpetuo Cotarelo? Cosas que pasan: el secretario perpetuo Cotarelo falleció en Madrid el 27 de enero de 1936, tres semanas después del entierro de Valle-Inclán en Boisaca, Santiago, un día de tormenta en que se cayeron las vigas del cielo.
No sé si algo tendría que ver Cotarelo, que era secretario perpetuo desde 1913, para que en 1932 la Academia declarase desierto el Premio Fastenrath, al que podían concurrir las obras presentadas entre 1927 y 1931. Ese año se presentó Valle-Inclán con dos obras maestras: Tirano Banderas y La corte de los milagros. Creado por una donación del publicista e hispanista alemán Johannes Fastenrath, el premio estaba concebido para apoyar a escritores “de mérito” que necesitasen ayuda económica. Y ese era el caso clarísimo de Valle-Inclán. Pero ni Tirano Banderas ni La corte de los milagros, ciertamente inmortales, merecieron el premio para los cráneos privilegiados del jurado. Hubo escándalo, pero no indescriptible.
Con Valle-Inclán, sí, se quedaban cortas las típicas loas. Porque el principal trazo de su personalidad, con todas las metamorfosis políticas que tuvo, era también el de ese pulso que mantenía en vilo las palabras. La libertad. Era un ser libre, heterodoxo incluso en sus momentos de ortodoxia, que liberaba el cuerpo del lenguaje. Y hay quienes llevan mal que otros sean verdaderamente libres, incluso gente de empacho liberal. Así que fue muy elogiado, pero también muy atacado.
Hubo un mote que sus críticos repetían para hundir su reputación. El de “marihuano”. A México viajó cuando era un joven desconocido. Y volvió en 1921 como invitado de honor en la celebración del centenario de la independencia mexicana. A la legación española no le gustaron nada las declaraciones del creador del Marqués de Bradomín. El embajador se apresuró a enviar un informe sobre la “conducta antipatriótica del señor Valle-Inclán”. Por supuesto, había más sentido patriótico en las palabras libres y críticas del escritor que en el peloteo plenipotenciario del chivato. Pero la prensa conservadora de la época aprovechó la ocasión para quemar en efigie al autor de Divinas palabras. Era un “degenerado”. Un “mal español”. Y, para más inri, “un marihuano”. Embestidas que se acentuaron con la dictadura de Primo de Rivera.
La intención al calificarlo como “marihuano” era la peor, pero no dejaba de ser un bumerán para el vejaminista. Valle-Inclán fue un pionero como escritor al hablar con naturalidad de su relación con la marihuana, el cáñamo índico y familia. Una prueba valiente, sin aspavientos, de su libertad. Antes de los versos de La pipa de kif, de 1919, un libro tan excepcional como orillado en las historias de la poesía hispana, hay una referencia explícita en otra obra imprescindible, La lámpara maravillosa, de 1916. Es el recuerdo de un viaje por la comarca natal del Salnés: “Había fumado bajo unas sombras gratas mi pipa de cáñamo índico. (…) Con una alegría coordinada y profunda, me sentí enlazado con la sombra del árbol, con el vuelo del pájaro, con la peña del monte. La Tierra del Salnés estaba toda en mi conciencia por la gracia de la visión gozosa y teologal”.
¡Gozosa y teologal! La marihuana formaba parte del herbolario médico, como paliativo frente al dolor, hasta que se convirtió en hierba prohibida, “satánica”, por la tristemente famosa bula El martillo de las brujas, de Inocencio VIII, que tanto dolor causó durante siglos. Y me he acordado de Valle-Inclán y de Inocencio VIII por la nueva negativa de la Agencia Española de Medicamentos a la “legalización medicinal” del cannabis. Y por otra increíble noticia: el procesamiento de Fernanda de la Figuera, de 76 años, activista de Málaga, a un paso de la prisión por cultivar cannabis para uso terapéutico. Que se pare el martillo de brujas, por favor. 

lunes, 2 de diciembre de 2019

EL LECTOR DE JULIO VERNE, de Almudena Grandes

La autora presenta su novela:



Acto de presentación de la novela:



La historia de Cristino Pérez Meléndez, amigo de la autora:



La novela en el contexto de la trayectoria de su autora:



Episodios de una guerra inteminable:




DECAMERON. CUENTOS DE GIOVANNI BOCCACCIO



Documental de RTVE

                       

   
   

       
           
       

          
            Cuentos de Giovanni Bocaccio
       

   


lunes, 11 de noviembre de 2019

COMENTARIO CRÍTICO: VALORES DEMOCRÁTICOS VS FASCISMO


Vamos a ver atentamente estos dos vídeos y, después, vamos a leer el texto de Sami Naïr.

El objetivo: redactar un comentario crítico defendiendo con argumentos nuestra propia tesis al respecto del tema en cuestión.




Don't Be a Sucker es un cortometraje producido por el Departamento de Guerra de los Estados Unidos lanzado en 1943, y adaptado como una versión ligeramente más corta en 1947. [1][2] Tiene temas antirracistas y antifascistas, y fue hecho para educar a los espectadores sobre prejuicios y discriminación. [1] La película también fue hecha para argumentar la segregación de las fuerzas armadasde los Estados Unidos. Es mantenido para su preservación por los Archivos Nacionales de los Estados Unidos. (Fuente: Wikipedia)






La derecha rehén


El cordón sanitario en torno al neofascismo está saltando poco a poco en Europa

El cordón sanitario en torno al neofascismo está saltando poco a poco en Europa. En Francia, la tradición republicana de rechazo de pactos entre partidos de derechas y extrema derecha había sido ya vulnerada por el presidente conservador Nicolas Sarkozy (2007-2012). En 2017, para ganar, Emmanuel Macron utilizó el lema Ni derecha ni izquierda, que es el mejor argumento para favorecer el populismo. Ahora, la derecha conservadora francesa integra insidiosamente la visión de la extrema derecha, incluso su antieuropeísmo. Quiere a toda costa arrebatarle el terreno a Marine Le Pen. En Austria, la coalición con la extrema derecha, después de dos años de gobierno, no ha estallado por causa del racismo del Partido de la Libertad Ni, sino por desacuerdos de política económica. En Italia, el Movimiento 5 Estrellas pasó de la izquierda al populismo para acabar gobernando con la extrema derecha, hasta que esa alianza se descarriló. No por el racismo furioso de Matteo Salvini, sino por discrepancias de orientación social. En España, la misma evolución ya está diseñada en las comunidades donde, merced (desgraciadamente) a la derechización surrealista de Ciudadanos, derechas y extrema derecha gobiernan juntas, siendo Andalucía el laboratorio de experimentación. Solo en Dinamarca y Suecia, el centro y una parte de la derecha se niegan todavía a caer en la cesta ideológica del neofascismo triunfante.
Es decir, que los partidos políticos conservadores o bien se unen en coaliciones de gobierno con la derecha extrema, o adoptan un perfil bajo, sin luchar contra el uso de mentiras políticas, calumnias misóginas y odio xenófobo. Y menos aún, en período electoral. Dicho de otro modo, el pensamiento conservador está perdiendo progresivamente sus propias señas de identidad democrática.
Es una tremenda regresión, que se basa en la idea de que el discurso de odio, en especial el dirigido contra el igualitarismo feminista, los extranjeros e inmigrantes, tiene un cierto impacto en una parte significativa de la opinión pública, y que es muy difícil afrontarlo sin perder influencia y votos. Se prefiere callar ante los prejuicios y abandonar a las víctimas a su suerte. Es la peor de las estrategias. Porque toda la historia del siglo XX demuestra que cuando se polariza el campo político, cuando la derecha se somete al dictado del extremismo, se desemboca inevitablemente en la destrucción del sistema político democrático en beneficio del partido más extremo. Se cava su propia tumba.
Este desenlace parece hoy improbable, pues se piensa que el sistema democrático está profundamente arraigado y que, en el peor de los casos, la extrema derecha puede llegar al umbral del poder, pero nunca conseguirlo enteramente. Quizás. Pero, ¿quién hubiera podido prever a Donald Trump en EE UU, Jair Bolsonaro en Brasil, Salvini en Italia o que Marine Le Pen siga desplegando sus nefastas alas hacia la presidencia de Francia? ¿O será que en el campo de los valores está desapareciendo la diferencia identitaria entre la derecha tradicional y la extrema?

Sami Naïr, El País, 11 de noviembre de 2019.