Allá, en las tierras
altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre
plomizos cerros
y manchas de raídos
encinares,
mi corazón está vagando,
en sueños...
¿No ves, Leonor, los
álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y
blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la
tierra mía,
bordados de olivares
polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo
y viejo.
Antonio
Machado. Campos de Castilla (1907-1917)